domingo, 25 de septiembre de 2016

Poema Hastío de Ernesto Noboa y Caamaño

Hastío
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Vivir de lo pasado por desprecio al presente, 
mirar hacia el futuro con un hondo terror, 
sentirse envenenado, sentirse indiferente,
ante el mal de la Vida y ante el bien del Amor.

Ir haciendo caminos sobre un yermo de abrojos 
mordidos sobre el áspid de la desilusión,
con la sed en los labios, la fatiga en los ojos 
y una espina dorada dentro del corazón.

Y por calmar el peso de esta existencia extraña, 
buscar en el olvido consolación final,
aturdirse, embriagarse con inaudita saña,

con ardor invencible, con ceguera fatal, 
bebiendo las piedades del dorado champaña 
y aspirando el veneno de las flores del mal.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Poema Emoción Vesperal de Ernesto Noboa y Caamaño

Emoción Vesperal
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto
irse alejando mientras muere el día

Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar no descubierto
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas.

Y que al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo,
le tentarán las últimas sirenas.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Biografía de Ernesto Noboa y Caamaño

Biografía de Ernesto Noboa y Caamaño
(Guayaquil, 1889 - Quito, 1927)


Ernesto Noboa y Caamaño fue un poeta guayaquileño, figura del modernismo en la poesía latinoamericana, nacido el 11 de agosto de 1889, hijo de Don Pedro José Noboa y Carbo y de la Sra. Rosa María Caamaño y Gómez Cornejo, dos miembros de familias acomodadas y muy conocidas que había participado activamente en la política nacional (los presidentes José María Plácido Caamaño y Diego Noboa figuran entre sus antepasados), cursó estudios primarios en Guayaquil.

Luego de los estudios básicos, se estableció con sus padres en la ciudad de Quito, en donde su aleteo poético, fue cobrando altura a través de periódicos y revistas. Pero su fama se extendía también al auxilio de las reuniones amicales en las que declamaba lo propio y lo ajeno, en noches de bohemia en que no faltaba la excitación letal de los paraísos artificiales.

Poeta ecuatoriano. Junto a Arturo Borja,Humberto Fierro y, Medardo Ángel Silva, Ernesto Noboa formó parte del grupo de poetas que supuso la irrupción y apogeo del modernismo en Ecuador y que es conocido como Generación Decapitada, llamada así por el prematuro fallecimiento de estos poetas.

Tuvo una gran amistad con otro poeta de la generación decapitada y también de familia acomodada, Arturo Borja.

Extremadamente sensitivo y desdeñoso, el zambo como le llamaban por sus mechones ensortijados y rubios sufría de neurosis que solo era calmada con morfina.

Se entregó al alcohol y drogadicción con la finalidad de evadir la realidad convirtiéndolo en el recurso preferido para escribir sus poemas.

Las incomodidades del ambiente local, rudo para su ambición de vagas delicadezas, le empujaron hacia Europa. Buscando fortalecer su mente, pero en el fondo se sentía irremediablemente perdido, y sin ánimo para sobreponerse a la soledad de su mundo.

Marcado por la influencia de los “poetas malditos” lleva una vida al estilo de París e impulsado por su afán de encontrar “el tormentoso itinerario de Baudelaire” viaja a Europa en donde refina sus versos pero donde también se marca más su pesimismo y hastío.

Buscando encontrarse y huir de su neurosis, viajó a España y Francia.

El viaje depuró aún más sus gustos y sus percepciones. Le dio oportunidad de captar imágenes extranjeras saturadas de poesía. Un ejemplo de eso es su composición Lobos de mar, en el paisaje de Bretaña, cuando Noboa pudo contemplar a ese niño que desde el regazo de la madre humilde torna sus glaucos ojos de futuro marino—y se queda escuchando la promesa del mar!.

Las impresiones de su vagabundeo lejano y las que con alma sensible siguió recogiendo tras el regreso al país, pusieron el calor de lo humano en sus versos, aunque acentuaron al mismo tiempo su desazón, su pesimismo, su renunciamiento a la voluntad y el esfuerzo, su predilección por las drogas heroicas, su insalvable prisa hacia la muerte. Poseía un desmayo invencible frente a las cosas de la vida: “Del más mínimo esfuerzo mi voluntad desiste,—y deja libremente que por la vieja herida—del corazón se escape—sin que a mi alma contriste—como un perfume vago, la esencia de la vida.”

En medio de su abandono amaba más radicalmente las lecturas de los autores favoritos: «Heme, Samain, Jules Laforgue,Edgar Allan Poe -y, sobre todo, ¡mi Verlaine!». O, de igual manera que el modernista cubano Julián del Casal, confesaba su apetencia de morfina y de cloral para calmar sus “nervios de neurótico”.

Leyó a los franceses, a Rubén Darío. A Juan Ramón Jiménez. Y de ese modo asimiló virtudes de forma que le permitieron hacer poesía de gracia y delicadeza jamás lograda antes en el país. Rasgos estilísticos, predilecciones por lo francés y lo exótico, estado sentimental, singular aptitud renovadora, todo lo asocia legítimamente a lo más caracterizado del movimiento modernista hispanoamericano. Pero no desoyó totalmente el reclamo de los temas cercanos. Por eso compuso con certeza y colorido aquel soneto titulado «5 a.m.», que es una imagen fiel, viva, visual, de las gentes quiteñas que madrugan a la misa bajo el clamor de las campanas y que se mezclan con el truhán y la mujerzuela como en un apunte goyesco.

Usa toda la imaginería de ese ser como interior, con mucho más de emocional y patético que de plástico”

Casi toda su obra, marcada por la angustia y el hastío, se halla recogida en el libro Romanza de las Horas, publicado en 1922.

En su poesía, revestida de inigualable delicadeza y perfección, se nota la influencia de Samain, Verlaine y Baudelaire

Muchos de sus poemas fueron convertidos en canciones, sobre todo pasillos.

Tenía 36 años cuando se embarcó para partir sin rumbo cierto, Ernesto Noboa y Caamaño "fue la figura representativa del Modernismo en el Ecuador”

Para algunos, su poema Emoción vesperal marcó toda una época, es el más conocido y recordado tanto en Ecuador como en otros países, en el cual el poeta expresa el anhelo de evadir la realidad, cuando dice que en una tarde desearía perderse en un mar desconocido, acompañado de ningún navegante, aunque sabe que sus penas nunca lo abandonaran.

También escribió algunas obras de crítica.

Luego retornó a Quito, al regreso a la patria opta por la soledad absoluta, por desfogar su angustia escribiendo sus versos, y estaba escribiendo su segundo volumen de poesías — que jamás apareció— titulado “La sombra de las alas”, cuando la muerte lo visitófinalmente en la pieza oscura que habitaba junto con sus fantasmas en la ciudad de Quito, muy joven aún, a los 38 años de edad el 7 de diciembre de 1927.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Estancias de Medardo Ángel Silva

Estancias
(Medardo Ángel Silva)


1. Aquella dulce tarde pasaste ante mi vista...

Aquella dulce tarde pasaste ante mi vista
soberbia, en el decoro de tu vestido rosa;
inefable, irreal, melodiosa, imprevista,
como si abandonara su plinto alguna diosa.

Y perfumando la hora de lilas, te perdiste
al fondo de la calle, cual tras una áurea gasa...
mis ojos te seguían, con la mirada triste
que lanza un moribundo a la salud que pasa

2. Qué rosas de harmonía deshojas a la tarde...

Qué rosas de armonía deshojas a la tarde...
Se han unido la hora, el piano y tu cuerpo
para hacerme morir de nostalgias fragantes.
                                   Juan Ramón Jiménez

Qué rosas de harmonía deshojas a la tarde, 
cuando sobre las teclas -lirios blancos y negros -
insinúan tus manos, en un lírico alarde, ~
las finas carcajadas de los locos allegros!

La agonía del sol pone de oro la estancia...
los verdinegros árboles son vagamente rojos...
y, desde el corazón, -búcaro de fragancia-
sube un dulzor de lágrimas que hace nublar los ojos!

3. Feuilled'Album

Feuilled'Album

Tienes esa elegancia lánguida y exquisita
de las pálidas vírgenes que pintó Burne Jones
y así pasas, como una visión prerrafaelita,
por los parques floridos de mis vagas canciones...

Y si el cielo azulado tu mirar extasía,
cuando el Poniente riega sus fantásticas flores;
eres como esos ángeles, que alabando a María,
se ven en los retablos de los viejos pintores!

4. Se abren tus dos pupilas como dos precipicios...

Se abren tus dos pupilas como dos precipicios
por los que ruedan almas al sueño y a la nada.
¡Mujer, dame a probar tus dulces maleficios;
húndeme el luminoso puñal de tu mirada!...

5. Surgen tus manos breves, lánguidas y perdidas...

Surgen tus manos breves, lánguidas y perdidas,
como lirios carnales, de las batistas claras...
(Yo pienso que gustoso te daría mil vidas,
para que con tus manos finas me las quitaras!)

De la gasa inconsútil de tu rosa batista 
surges, vibrante, en una danza de bayaderas.
(Te juro que en la corte del gran Tetrerca hubieras
obtenido la roja cabeza del Bautista!...)

Bailas... y el blanco sátiro, que decora la estancia,
sonríe desde el ángulo, coronado de viña...
(Y mientras me conmueve tu mirada de niña,
estremece mi carne tu lasciva fragancia...)

6. Dulzuras maternales de la hora matutina...

Dulzuras maternales de la hora matutina...
bajo cielos que evocan los caprichos de Goya,
mueven los frescos árboles su ropa esmeraldina
que el sol de primavera fastuosamente enjoya...

Suenan voces de niños... cristales de agua clara... 
trina el mirlo... en la calle, cruje la diligencia...
en esta hora parece que del Azul bajara
una sedosa lluvia de paz y de inocencia...

7. Señor, no ha recorrido mi planta ni siquiera...

Señor, no ha recorrido mi planta ni siquiera 
la mitad de la senda, de que habló el Florentino 
y estoy en plena sombra y voy a la manera 
del niño que en un bosque no conoce el camino.

De profundis clamave, Pastor de corazones,
da a mi alma el fuego que hizo de la hetaira una santa;
renueva el milagro de las resurrecciones;
espero, como Lázaro, que me digas: Levanta!

8. Ni un ansia, ni un anhelo...

Ni un ansia, ni un anhelo...
Mon ame est un beau lac solitaire qui tremble...
Albert Samain
Ni un ansia, ni un anhelo, ni siquiera un deseo,
agitan este lago crepuscular de mi alma.
Mis labios están húmedos del agua del Letheo.
La muerte me anticipa su don mejor: la calma.

De todas las pasiones llevo apagado el fuego,
no soy sino una sombra de todo lo que he sido
buscando en las tinieblas, igual a un niño ciego,
el mágico sendero que conduce al olvido.

9. Horas de intimidad y secreta harmonía...

Horas de intimidad y secreta harmonía...
en la paz melodiosa de las tibias estancias
son nuestros corazones, ebrios de melodía
dos rosas que confunden en una sus fragancias...

¡Qué lejos está el Mundo de nosotros, qué lejos
la existencia liviana!... (Las luces amarillas
de las arañas doran el piano y los espejos...)
Mi espíritu, en silencio, te adora de rodillas...

10. Sueño en el jardín...

Sueño en el jardín

Inmóvil duerme el agua del estanque aceituna
bajo las melodiosas cúpulas florecidas.
Y, como Ofelina en Hamlet, va el cuerpo de la luna,
inerte, sobre el lecho de las ondas dormidas...

Las dos... soñando en Ella por la avenida voy...
mis brazos la presienten y mi labio la nombra...
Inútil idealismo! si únicamente soy
una sombra que busca las huellas de otra sombra!

11. Esposa Inevitable, dulce Hermana Tornera...

Esposa Inevitable, dulce Hermana Tornera...

Ven, muerte adorable y balsámica
                                                          Walt Whitman
Esposa Inevitable, dulce Hermana Tornera,
que al llevarnos dormidos en tu regazo blando
nos das la clave de lo que dijo la Quimera
y en voz baja respondes a nuestros cómo y cuándo;

Apenas si fulgura mi lámpara encendida,
derroché mis tesoros como una reina loca,
me adelanté a la cita y, al margen de la vida,
ha dos siglos que espero los besos de tu boca!

12. Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza...

Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza...

Sur votrejeuneseine  laissez roulerma tete
                                                           Paul Verlaine

Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza,
como un mundo cargado de recuerdos sombríos;
y dime la palabra santa y única, esa
palabra que consuela mis perennes hastíos...

O mejor, calla. ..deja que en el silencio blando
de la extinguida tarde, sobre divanes rojos,
me siento agonizar lentamente mirando
cómo se llenan de astros los cielos de tus ojos!

13. Por donde Ella pasaba la tragedia surgía...

Por donde Ella pasaba la tragedia surgía;
tenía la belleza de una predestinada
y una noche de otoño febril aparecía
en sus ojos inn1ensos y obscuros retratada...

Y fue bajo el auspicio del padrino Saturno
que deshojé a sus plantas mi juventud florida...
desde entonces padezco de este mal taciturno
que hace una noche eterna del alba de mi vida!

14. Velada del sábado

Velada del sábado

Marcha la luna trágica entre nubes de gasa...
sin que nadie las toque se han cerrado las puertas...
El miedo, como un lobo, pasea por la casa...
se pronuncian los nombres de personas ya muertas...

El abuelo las lámparas, por vez octava, prende...
se iluminan de súbito, semblantes aturdidos...
Es la hora en que atraviesan las alcobas el duende...
que despierta llorando, a los niños dormidos...

15. Como el aire se aroma con tu carne bendita...

Como el aire se aroma con tu carne bendita
mi corazón comprende por el lugar que pasas,
omnipotente como la divina Afrodita,
entre una ola sutil de flores y de gasas.

Y al mirarte parece que miro a Anadyomena,
pues, como ella, el influjo de tu mirar, fascinas;
-sembradora impasible de mi angustia y mi pena,
por quien mi alma es un Cristo coronado de espinas-

16. Hastíos otoñales. ..Ya nada me entusiasma...

Hastíos otoñales. ..Ya nada me entusiasma...

enfermo, peregrino
en tenebrosa noche...
                                 Góngora

Hastíos otoñales. ..Ya nada me entusiasma
de cuanto me causara infantiles asombros
y así voy por la vida, cual pálido fantasma
que atraviesa las calles de una ciudad de escombros.

Y mi alma, que creía la Primavera eterna
al emprender sus locas y dulces romerías,
hoy ve, como un leproso aislado en su caverna,
podrirse lentamente los frutos de sus días!

17. Para los que llevamos, como un puñal sutil...

Para los que llevamos, como un puñal sutil,
dentro del alma una ponzoña:
para los que miramos nuestra ilusión de abril
hecha una mísera carroña;

Inútilmente suena tu pandero de histrión
-oh, vida frívola y banal!-
si no es de nuestros labios la divina canción,
primaveral y matinal!

18. Amor, dí ¿qué sendero se gozan con tu paso?

Amor, dí ¿qué sendero se gozan con tu paso?
¿cuáles los reyes magos a que sirves de guía?...
¿qué rubicunda aurora, que sonrosado ocaso
vio tu carro de fuego en el triunfo del día? ...

Ah! si tu alba luciera para mi noche obscura!
si mis rosas abrieran temblorosas a verte! 
se endulzaría el hondo cáliz de mi amargura
con el néctar con que haces tan amable la Muerte.

19. Bendigo el sufrimiento que viene de tu mano...

Bendigo el sufrimiento que viene de tu mano
y el vértigo radiante en que tu voz me sume.
Mi amor es para Ti como un jardín lejano
que a una alcoba de reina envuelve en su perfume.

Y eternamente oirás en tus noches sin calma
mi sombría plegaria que, rugiendo, te invoca: 
Al precio de mi sangre y al precio de mi alma
véndeme una limosna de un beso de tu boca!

20. Qué lejos aquel tímido y dulce adolescente...

-Qué lejos aquel tímido y dulce adolescente
de este vicioso pálido triste de haber pecado!...
-Tomó del árbol malo la flor concupiscente
y el corazón se ha envenenado!...

21. ¿Y la luz verdadera?... ¿Y la absoluta paz?

...¿Y la luz verdadera?... ¿Y la absoluta paz?
¿Y la cifra segura de la Sabiduría?...
-Da la tregua al Tiempo, iluso corazón, ya entrarás
al gran silencio donde llegaremos un día!...