domingo, 25 de diciembre de 2016

Poema Ego Sum de Ernesto Noboa y Caamaño

Ego Sum
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Amo todo lo extraño, amo todo lo exótico;
lo equívoco y morboso, lo falso y lo anormal:
tan sólo calmar pueden mis nervios de neurótico
la ampolla de morfina y el frasco de cloral.

Amo las cosas mustias, aquel tinte clorótico
de hampones y rameras, pasto del hospital.
En mi cerebro enfermo, sensitivo y caótico,
como araña poeana, teje su red el mal.

No importa que los otros me huyan. El aislamiento
es propicio a que nazca la flor del sentimiento:
el nardo del ensueño brota en la soledad.

No importa que me nieguen los aplausos humanos
si me embriaga la música de los astros lejanos
y el batir de mis alas sobre la realidad.

domingo, 18 de diciembre de 2016

Poema Aria de Olvido de Ernesto Noboa y Caamaño

Poema Aria de Olvido
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Mi corazón es como un cementerio
que pueblan las cruces de lo que he perdido...
¡ lo que no ha sepultado el Misterio,
va teniendo que hacerlo el Olvido!

Fraternal cariño que hoy se pudre inerte,
ternuras lejanas, pasión extinguida;
a los unos, los segó la Muerte,
a los otros... los mató la Vida.

¡La vida que ofrece tenaz y alevosa
la miel en el fresco labio sonriente;
la muerte que llega, dulce y cautelosa
con su paso humilde de reina haraposa
a darnos su beso de paz en la frente!

¡Ya todos sois idos, todos estáis yertos,
rostros bondadosos, labios compasivos;
llevadme vosotros, corazones muertos,
que me despedazan corazones vivos!

Mi alma está poblada, como cementerio,
con las negras cruces de lo que he perdido;
¡lo que no ha sepultado el Misterio
va enterrando, piadosos, el Olvido!

domingo, 11 de diciembre de 2016

Poema Rosa de Francia de Ernesto Noboa y Caamaño

Rosa de Francia
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Francesita adorable de los locos excesos,
de los labios en llama y las carnes en flor,
de las crueles caricias y los sádicos besos
y los muslos sapientes en batallas de amor!

Roja flor del divino paraíso vedado,
inconstante y traidora como una ola de mar,
que sabes hacer dulce el sabor del pecado
y derrochas el vino del amor... sin amar.

Las palomas de Venus se embriagan de fragancias
al deshojar tus pétalos!... dulce Rosa de Francia!
y así adornas la senda que perfumó Ninón,

embrujando a la Vida y engañando a la Muerte
sin sentir las espinas con que hiere la suerte
ni la inútil tristeza de tener corazón!...

domingo, 4 de diciembre de 2016

Poema Nocturno de Ernesto Noboa y Caamaño

Nocturno
(Ernesto Noboa y Caamaño)


El jardín está inmóvil bajo el beso de plata
de la luna que riela sobre las mustias flores
que escuchan vagos ecos de una tenue sonata
que solloza el recuerdo de unos tristes amores.

No se rizan las aguas de la verde laguna,
no se mueven las hojas del mezquino frondaje;
mis ojos están ciegos de claridad de luna
y mi alma es un pedazo de alma del paisaje.

Las áureas notas ciegas de la sonata triste
producen en mi alma esa divagación
que precede al olvido de todo cuanto existe
para escuchar la eterna verdad del corazón.

Y el corazón me dice: "Escucha la elegía
de mi otoño que llora la ausente primavera;
murieron los rosales que en mi jardín había,
y sobre mis escombros solloza una quimera".

Y siento la nostalgia de lo que fue. El recuerdo
de pretéritas dichas lejanas y brumosas
y las angustias de hoy en que solo me pierdo
por esto la senda que hollan cadáveres de rosas.

Una cabeza rubia cerca de mí; una mano
delicada y nerviosa temblando entre las mías;
un ramo abandonado sobre el negro piano
guardador de inefables secretas armonías.

El tenue claro-oscuro del salón... Las ternezas
de la postrera noche de risas y cantares;
después... adioses, besos, suspiros y promesas,
un barco amarillento perdiéndose en los mares...

Hoy mancho con la sombra de mi melancolía
este blanco sendero que perfumó tu huella:
¡cuán lejos de tu vida va pasando la mía
con la desesperanza de no encontrarte en ella!

Por estas mismas sendas nuestras sombras macabras
tal vez mañana crucen noctívagas y errantes;
y entonces sólo el viento oirá nuestras palabras,
como en aquel Coloquio de las Fiestas Galantes.

El jardín viejo y mustio bajo el beso de plata 
de la luna que riela como manto de olvido,
escuchando las notas de esta triste sonata,
por soñar con tu sombra, se ha quedado dormido...




domingo, 27 de noviembre de 2016

Poema Retrato Antiguo de Ernesto Noboa y Caamaño

Retrato Antiguo
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Tienes el aire altivo, misterioso y doliente
de aquellas nobles damas que retrató Pantoja:
y los cabellos oscuros, la mirada indolente,
y la boca imprecisa, luciferina y roja.

En tus negras pupilas el misterio se aloja,
el ave azul del sueño se fatiga en tu frente,
y en la pálida mano que una rosa deshoja,
resplandece la perla de prodigioso oriente.

Sonrisa que fue ensueño del divino Leonardo,
ojos alucinados, manos de Fornarina,
porte de Dogaresa, cuello de María Estuardo,

que parece formado -por venganza divina-
para rodar segado como un tallo de nardo,
como un ramo de lirios, bajo la guillotina.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Poema Plegaria de Ernesto Noboa y Caamaño

Plegaria
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Un hambre infinita que en saciar me empeño,
una sed que el alma mitigar procura,
¡sin que nada calme mis hambres de ensueño,
sin que nada alivie mi sed de ternura!

¡Señor poderoso! Tú que eres el dueño
de nuestras tristezas y nuestra ventura,
tú que coronaste tu divino sueño
de amor, de esperanza, piedad y dulzura;

tú que en todo velas y que en todo existes,
que todo lo puedes y todo lo sabes,
que en el abandono y el mal nos asistes,

alivia la angustia de mis horas graves,
¡hazme el don humilde de unos labios suaves,
unas manos buenas y unos ojos tristes!

domingo, 13 de noviembre de 2016

Poema Ofrenda de Ernesto Noboa y Caamaño

Ofrenda
(Ernesto Noboa y Caamaño)


¡Toma mi corazón, Jesús Crucificado,
que también ha tenido su Calvario y Thabor;
acércalo a tu pecho divino y lacerado
sobre tu mano, pálida magnolia de dolor!

Mostrando en carne viva las llagas del Pecado,
se abre a tus pies, sangrando como una roja flor;
¡concédele la gracia del perdón anhelado,
puesto que Tú perdonas los pecados de amor!

Perdón para mi culpa, perdón por el olvido
en que hace tiempo, Señor, yo te he tenido,
y vuelve a mí tus ojos de bondad, que la Fe,

como Bella Durmiente del Bosque de mi alma,
sólo espera tu acento de dulzura y de calma
que murmure piadoso su ¡Despiértate y Cree!

domingo, 6 de noviembre de 2016

Poema Never More de Ernesto Noboa y Caamaño

Never More
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Mírame bien: soy "Lo que pudo ser"
también me llaman: "Nunca más",
"demasiado tarde" "Adiós".
Dante Gabriel Rosseti

Pudo ser... ¡y no fue! Tú la elegida 
fuiste para ser sol de mi camino, 
¡pero un oculto, despiadado 
sino sólo un instante te acercó a mi vida!

Pudo ser y no fue. La presentida 
por mi eterna inquietud de peregrino 
de amor, fuiste en mi noche del destino 
como una vaga irradiación perdida...

En medio de la sombra y la distancia 
reconoció tu espiritual fragancia 
mi corazón, pero tembló cobarde...

Y sólo un punto -como dos espadas- 
se cruzaron no más nuestras miradas 
para decirse: "Demasiado tarde".

domingo, 30 de octubre de 2016

Poema Las Danaides de Ernesto Noboa y Caamaño

Las Danaides
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Hubo aroma de carnes femeniles, 
ayes e imprecaciones de tormento, 
y un bostezo de luz del firmamento 
iluminó un milagro de perfiles.

Golpeó con ruido isócrono el acero 
de una prora en la riba inconocida, 
y escuchó la legión estremecida
el trágico ladrar de Cancerbero.

Con atributos de Censor supremo, 
desde la cima de un abrupto monte, 
dictaminó el castigo Triptolemo;

mientras sobre el fangal del Aqueronte,
en un esfume gris, al son del remo, 
se alejaba la barca de Caronte.

domingo, 23 de octubre de 2016

Poema Llueve de Ernesto Noboa y Caamaño

Llueve
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Tarde glacial de lluvia y de monotonía.
Tú, tras de los cristales del florido balcón,
con la mirada náufraga en la gris lejanía
vas deshojando lentamente el corazón.

Ruedan mustios los pétalos... Tedio, melancolía,
desencanto... te dicen trémulos al caer,
y tu incierta mirada, como una ave sombría,
abate el vuelo sobre las ruinas del ayer.

Canta la lluvia armónica. Bajo la tarde mustia
muere tu postrer sueño como una flor de angustia,
y, en tanto que, a lo lejos preludia la oración

sagrada del crepúsculo la voz de una campana,
tú rezas la doliente letanía verleniana:
como llueve en las calles, en mi corazón.

domingo, 16 de octubre de 2016

Poema De aquel amor lejano de Ernesto Noboa y Caamaño

De aquel amor lejano
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Ibas sobre la nave como una
sentimental princesa desterrada
que lamentase, triste y olvidada,
la volubilidad de la fortuna.

Con nostalgia de amor en la mirada
y palores cromáticos de luna,
pasabas largas horas en alguna
divagación romántica y alada.

Y a la luz del crepúsculo en derrota,
evocabas quizá la primavera
de nuestro amor ¡tan dulce y tan remota!

Y tu recuerdo ¡oh pálida viajera!
Se perdió, con la última gaviota
que llegó sollozando a mi ribera...

domingo, 9 de octubre de 2016

Poema Lobos de mar de Ernesto Noboa y Caamaño

Lobos de mar
(Ernesto Noboa y Caamaño)


(En Bretaña)

Crepúsculo del puerto. Sobre los malecones
de la dársena, envueltos en un polvo sutil,
entre cuerdas y fardos, mástiles y lanchones,
a la luz indecisa del cielo opaco y gris,

ágiles y robustos los marinos bretones
alistan a la nave que se apresta a partir,
entre risas jocundas y gritos y canciones
-esas canciones tristes de este dulce país-.

Sus mujeres ayudan a la ruda faena,
y una de ellas da el pecho, fuente de vida llena,
a un bello infante rubio, fresca rosa carnal,

que, como en una clara visión de su destino,
¡torna sus glaucos ojos de futuro marino
y se queda escuchando la promesa del mar...!

domingo, 2 de octubre de 2016

Poema 5 A. M. de Ernesto Noboa y Caamaño

5 A. M.
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Gentes madrugadoras que van a misa de alba 
y gentes trasnochadas, en ronda pintoresca, 
por la calle que alumbra la luz rosada y malva 
de la luna que asoma su cara truhanesca.

Desfila entremezclada la piedad con el vicio, 
pañolones polícromos y mantos en desgarre, 
rostros de manicomio, de lunapar y hospicio, 
siniestras cataduras de sabbat y aquelarre.

Corre una vieja enjuta que ya pierde la misa, 
y junto a una ramera de pintada sonrisa, 
cruza algún calavera de jarana y tramoya...

Y sueño ante aquel cuadro que estoy en un museo 
y en caracteres de oro, al pie del marco, leo: 
Dibujó este "Capricho" don Francisco de Goya.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Poema Hastío de Ernesto Noboa y Caamaño

Hastío
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Vivir de lo pasado por desprecio al presente, 
mirar hacia el futuro con un hondo terror, 
sentirse envenenado, sentirse indiferente,
ante el mal de la Vida y ante el bien del Amor.

Ir haciendo caminos sobre un yermo de abrojos 
mordidos sobre el áspid de la desilusión,
con la sed en los labios, la fatiga en los ojos 
y una espina dorada dentro del corazón.

Y por calmar el peso de esta existencia extraña, 
buscar en el olvido consolación final,
aturdirse, embriagarse con inaudita saña,

con ardor invencible, con ceguera fatal, 
bebiendo las piedades del dorado champaña 
y aspirando el veneno de las flores del mal.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Poema Emoción Vesperal de Ernesto Noboa y Caamaño

Emoción Vesperal
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Hay tardes en las que uno desearía
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto
irse alejando mientras muere el día

Emprender una larga travesía
y perderse después en un desierto
y misterioso mar no descubierto
por ningún navegante todavía.

Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas.

Y que al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo,
le tentarán las últimas sirenas.

domingo, 11 de septiembre de 2016

Biografía de Ernesto Noboa y Caamaño

Biografía de Ernesto Noboa y Caamaño
(Guayaquil, 1889 - Quito, 1927)


Ernesto Noboa y Caamaño fue un poeta guayaquileño, figura del modernismo en la poesía latinoamericana, nacido el 11 de agosto de 1889, hijo de Don Pedro José Noboa y Carbo y de la Sra. Rosa María Caamaño y Gómez Cornejo, dos miembros de familias acomodadas y muy conocidas que había participado activamente en la política nacional (los presidentes José María Plácido Caamaño y Diego Noboa figuran entre sus antepasados), cursó estudios primarios en Guayaquil.

Luego de los estudios básicos, se estableció con sus padres en la ciudad de Quito, en donde su aleteo poético, fue cobrando altura a través de periódicos y revistas. Pero su fama se extendía también al auxilio de las reuniones amicales en las que declamaba lo propio y lo ajeno, en noches de bohemia en que no faltaba la excitación letal de los paraísos artificiales.

Poeta ecuatoriano. Junto a Arturo Borja,Humberto Fierro y, Medardo Ángel Silva, Ernesto Noboa formó parte del grupo de poetas que supuso la irrupción y apogeo del modernismo en Ecuador y que es conocido como Generación Decapitada, llamada así por el prematuro fallecimiento de estos poetas.

Tuvo una gran amistad con otro poeta de la generación decapitada y también de familia acomodada, Arturo Borja.

Extremadamente sensitivo y desdeñoso, el zambo como le llamaban por sus mechones ensortijados y rubios sufría de neurosis que solo era calmada con morfina.

Se entregó al alcohol y drogadicción con la finalidad de evadir la realidad convirtiéndolo en el recurso preferido para escribir sus poemas.

Las incomodidades del ambiente local, rudo para su ambición de vagas delicadezas, le empujaron hacia Europa. Buscando fortalecer su mente, pero en el fondo se sentía irremediablemente perdido, y sin ánimo para sobreponerse a la soledad de su mundo.

Marcado por la influencia de los “poetas malditos” lleva una vida al estilo de París e impulsado por su afán de encontrar “el tormentoso itinerario de Baudelaire” viaja a Europa en donde refina sus versos pero donde también se marca más su pesimismo y hastío.

Buscando encontrarse y huir de su neurosis, viajó a España y Francia.

El viaje depuró aún más sus gustos y sus percepciones. Le dio oportunidad de captar imágenes extranjeras saturadas de poesía. Un ejemplo de eso es su composición Lobos de mar, en el paisaje de Bretaña, cuando Noboa pudo contemplar a ese niño que desde el regazo de la madre humilde torna sus glaucos ojos de futuro marino—y se queda escuchando la promesa del mar!.

Las impresiones de su vagabundeo lejano y las que con alma sensible siguió recogiendo tras el regreso al país, pusieron el calor de lo humano en sus versos, aunque acentuaron al mismo tiempo su desazón, su pesimismo, su renunciamiento a la voluntad y el esfuerzo, su predilección por las drogas heroicas, su insalvable prisa hacia la muerte. Poseía un desmayo invencible frente a las cosas de la vida: “Del más mínimo esfuerzo mi voluntad desiste,—y deja libremente que por la vieja herida—del corazón se escape—sin que a mi alma contriste—como un perfume vago, la esencia de la vida.”

En medio de su abandono amaba más radicalmente las lecturas de los autores favoritos: «Heme, Samain, Jules Laforgue,Edgar Allan Poe -y, sobre todo, ¡mi Verlaine!». O, de igual manera que el modernista cubano Julián del Casal, confesaba su apetencia de morfina y de cloral para calmar sus “nervios de neurótico”.

Leyó a los franceses, a Rubén Darío. A Juan Ramón Jiménez. Y de ese modo asimiló virtudes de forma que le permitieron hacer poesía de gracia y delicadeza jamás lograda antes en el país. Rasgos estilísticos, predilecciones por lo francés y lo exótico, estado sentimental, singular aptitud renovadora, todo lo asocia legítimamente a lo más caracterizado del movimiento modernista hispanoamericano. Pero no desoyó totalmente el reclamo de los temas cercanos. Por eso compuso con certeza y colorido aquel soneto titulado «5 a.m.», que es una imagen fiel, viva, visual, de las gentes quiteñas que madrugan a la misa bajo el clamor de las campanas y que se mezclan con el truhán y la mujerzuela como en un apunte goyesco.

Usa toda la imaginería de ese ser como interior, con mucho más de emocional y patético que de plástico”

Casi toda su obra, marcada por la angustia y el hastío, se halla recogida en el libro Romanza de las Horas, publicado en 1922.

En su poesía, revestida de inigualable delicadeza y perfección, se nota la influencia de Samain, Verlaine y Baudelaire

Muchos de sus poemas fueron convertidos en canciones, sobre todo pasillos.

Tenía 36 años cuando se embarcó para partir sin rumbo cierto, Ernesto Noboa y Caamaño "fue la figura representativa del Modernismo en el Ecuador”

Para algunos, su poema Emoción vesperal marcó toda una época, es el más conocido y recordado tanto en Ecuador como en otros países, en el cual el poeta expresa el anhelo de evadir la realidad, cuando dice que en una tarde desearía perderse en un mar desconocido, acompañado de ningún navegante, aunque sabe que sus penas nunca lo abandonaran.

También escribió algunas obras de crítica.

Luego retornó a Quito, al regreso a la patria opta por la soledad absoluta, por desfogar su angustia escribiendo sus versos, y estaba escribiendo su segundo volumen de poesías — que jamás apareció— titulado “La sombra de las alas”, cuando la muerte lo visitófinalmente en la pieza oscura que habitaba junto con sus fantasmas en la ciudad de Quito, muy joven aún, a los 38 años de edad el 7 de diciembre de 1927.

domingo, 4 de septiembre de 2016

Estancias de Medardo Ángel Silva

Estancias
(Medardo Ángel Silva)


1. Aquella dulce tarde pasaste ante mi vista...

Aquella dulce tarde pasaste ante mi vista
soberbia, en el decoro de tu vestido rosa;
inefable, irreal, melodiosa, imprevista,
como si abandonara su plinto alguna diosa.

Y perfumando la hora de lilas, te perdiste
al fondo de la calle, cual tras una áurea gasa...
mis ojos te seguían, con la mirada triste
que lanza un moribundo a la salud que pasa

2. Qué rosas de harmonía deshojas a la tarde...

Qué rosas de armonía deshojas a la tarde...
Se han unido la hora, el piano y tu cuerpo
para hacerme morir de nostalgias fragantes.
                                   Juan Ramón Jiménez

Qué rosas de harmonía deshojas a la tarde, 
cuando sobre las teclas -lirios blancos y negros -
insinúan tus manos, en un lírico alarde, ~
las finas carcajadas de los locos allegros!

La agonía del sol pone de oro la estancia...
los verdinegros árboles son vagamente rojos...
y, desde el corazón, -búcaro de fragancia-
sube un dulzor de lágrimas que hace nublar los ojos!

3. Feuilled'Album

Feuilled'Album

Tienes esa elegancia lánguida y exquisita
de las pálidas vírgenes que pintó Burne Jones
y así pasas, como una visión prerrafaelita,
por los parques floridos de mis vagas canciones...

Y si el cielo azulado tu mirar extasía,
cuando el Poniente riega sus fantásticas flores;
eres como esos ángeles, que alabando a María,
se ven en los retablos de los viejos pintores!

4. Se abren tus dos pupilas como dos precipicios...

Se abren tus dos pupilas como dos precipicios
por los que ruedan almas al sueño y a la nada.
¡Mujer, dame a probar tus dulces maleficios;
húndeme el luminoso puñal de tu mirada!...

5. Surgen tus manos breves, lánguidas y perdidas...

Surgen tus manos breves, lánguidas y perdidas,
como lirios carnales, de las batistas claras...
(Yo pienso que gustoso te daría mil vidas,
para que con tus manos finas me las quitaras!)

De la gasa inconsútil de tu rosa batista 
surges, vibrante, en una danza de bayaderas.
(Te juro que en la corte del gran Tetrerca hubieras
obtenido la roja cabeza del Bautista!...)

Bailas... y el blanco sátiro, que decora la estancia,
sonríe desde el ángulo, coronado de viña...
(Y mientras me conmueve tu mirada de niña,
estremece mi carne tu lasciva fragancia...)

6. Dulzuras maternales de la hora matutina...

Dulzuras maternales de la hora matutina...
bajo cielos que evocan los caprichos de Goya,
mueven los frescos árboles su ropa esmeraldina
que el sol de primavera fastuosamente enjoya...

Suenan voces de niños... cristales de agua clara... 
trina el mirlo... en la calle, cruje la diligencia...
en esta hora parece que del Azul bajara
una sedosa lluvia de paz y de inocencia...

7. Señor, no ha recorrido mi planta ni siquiera...

Señor, no ha recorrido mi planta ni siquiera 
la mitad de la senda, de que habló el Florentino 
y estoy en plena sombra y voy a la manera 
del niño que en un bosque no conoce el camino.

De profundis clamave, Pastor de corazones,
da a mi alma el fuego que hizo de la hetaira una santa;
renueva el milagro de las resurrecciones;
espero, como Lázaro, que me digas: Levanta!

8. Ni un ansia, ni un anhelo...

Ni un ansia, ni un anhelo...
Mon ame est un beau lac solitaire qui tremble...
Albert Samain
Ni un ansia, ni un anhelo, ni siquiera un deseo,
agitan este lago crepuscular de mi alma.
Mis labios están húmedos del agua del Letheo.
La muerte me anticipa su don mejor: la calma.

De todas las pasiones llevo apagado el fuego,
no soy sino una sombra de todo lo que he sido
buscando en las tinieblas, igual a un niño ciego,
el mágico sendero que conduce al olvido.

9. Horas de intimidad y secreta harmonía...

Horas de intimidad y secreta harmonía...
en la paz melodiosa de las tibias estancias
son nuestros corazones, ebrios de melodía
dos rosas que confunden en una sus fragancias...

¡Qué lejos está el Mundo de nosotros, qué lejos
la existencia liviana!... (Las luces amarillas
de las arañas doran el piano y los espejos...)
Mi espíritu, en silencio, te adora de rodillas...

10. Sueño en el jardín...

Sueño en el jardín

Inmóvil duerme el agua del estanque aceituna
bajo las melodiosas cúpulas florecidas.
Y, como Ofelina en Hamlet, va el cuerpo de la luna,
inerte, sobre el lecho de las ondas dormidas...

Las dos... soñando en Ella por la avenida voy...
mis brazos la presienten y mi labio la nombra...
Inútil idealismo! si únicamente soy
una sombra que busca las huellas de otra sombra!

11. Esposa Inevitable, dulce Hermana Tornera...

Esposa Inevitable, dulce Hermana Tornera...

Ven, muerte adorable y balsámica
                                                          Walt Whitman
Esposa Inevitable, dulce Hermana Tornera,
que al llevarnos dormidos en tu regazo blando
nos das la clave de lo que dijo la Quimera
y en voz baja respondes a nuestros cómo y cuándo;

Apenas si fulgura mi lámpara encendida,
derroché mis tesoros como una reina loca,
me adelanté a la cita y, al margen de la vida,
ha dos siglos que espero los besos de tu boca!

12. Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza...

Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza...

Sur votrejeuneseine  laissez roulerma tete
                                                           Paul Verlaine

Deja sobre tu seno que caiga mi cabeza,
como un mundo cargado de recuerdos sombríos;
y dime la palabra santa y única, esa
palabra que consuela mis perennes hastíos...

O mejor, calla. ..deja que en el silencio blando
de la extinguida tarde, sobre divanes rojos,
me siento agonizar lentamente mirando
cómo se llenan de astros los cielos de tus ojos!

13. Por donde Ella pasaba la tragedia surgía...

Por donde Ella pasaba la tragedia surgía;
tenía la belleza de una predestinada
y una noche de otoño febril aparecía
en sus ojos inn1ensos y obscuros retratada...

Y fue bajo el auspicio del padrino Saturno
que deshojé a sus plantas mi juventud florida...
desde entonces padezco de este mal taciturno
que hace una noche eterna del alba de mi vida!

14. Velada del sábado

Velada del sábado

Marcha la luna trágica entre nubes de gasa...
sin que nadie las toque se han cerrado las puertas...
El miedo, como un lobo, pasea por la casa...
se pronuncian los nombres de personas ya muertas...

El abuelo las lámparas, por vez octava, prende...
se iluminan de súbito, semblantes aturdidos...
Es la hora en que atraviesan las alcobas el duende...
que despierta llorando, a los niños dormidos...

15. Como el aire se aroma con tu carne bendita...

Como el aire se aroma con tu carne bendita
mi corazón comprende por el lugar que pasas,
omnipotente como la divina Afrodita,
entre una ola sutil de flores y de gasas.

Y al mirarte parece que miro a Anadyomena,
pues, como ella, el influjo de tu mirar, fascinas;
-sembradora impasible de mi angustia y mi pena,
por quien mi alma es un Cristo coronado de espinas-

16. Hastíos otoñales. ..Ya nada me entusiasma...

Hastíos otoñales. ..Ya nada me entusiasma...

enfermo, peregrino
en tenebrosa noche...
                                 Góngora

Hastíos otoñales. ..Ya nada me entusiasma
de cuanto me causara infantiles asombros
y así voy por la vida, cual pálido fantasma
que atraviesa las calles de una ciudad de escombros.

Y mi alma, que creía la Primavera eterna
al emprender sus locas y dulces romerías,
hoy ve, como un leproso aislado en su caverna,
podrirse lentamente los frutos de sus días!

17. Para los que llevamos, como un puñal sutil...

Para los que llevamos, como un puñal sutil,
dentro del alma una ponzoña:
para los que miramos nuestra ilusión de abril
hecha una mísera carroña;

Inútilmente suena tu pandero de histrión
-oh, vida frívola y banal!-
si no es de nuestros labios la divina canción,
primaveral y matinal!

18. Amor, dí ¿qué sendero se gozan con tu paso?

Amor, dí ¿qué sendero se gozan con tu paso?
¿cuáles los reyes magos a que sirves de guía?...
¿qué rubicunda aurora, que sonrosado ocaso
vio tu carro de fuego en el triunfo del día? ...

Ah! si tu alba luciera para mi noche obscura!
si mis rosas abrieran temblorosas a verte! 
se endulzaría el hondo cáliz de mi amargura
con el néctar con que haces tan amable la Muerte.

19. Bendigo el sufrimiento que viene de tu mano...

Bendigo el sufrimiento que viene de tu mano
y el vértigo radiante en que tu voz me sume.
Mi amor es para Ti como un jardín lejano
que a una alcoba de reina envuelve en su perfume.

Y eternamente oirás en tus noches sin calma
mi sombría plegaria que, rugiendo, te invoca: 
Al precio de mi sangre y al precio de mi alma
véndeme una limosna de un beso de tu boca!

20. Qué lejos aquel tímido y dulce adolescente...

-Qué lejos aquel tímido y dulce adolescente
de este vicioso pálido triste de haber pecado!...
-Tomó del árbol malo la flor concupiscente
y el corazón se ha envenenado!...

21. ¿Y la luz verdadera?... ¿Y la absoluta paz?

...¿Y la luz verdadera?... ¿Y la absoluta paz?
¿Y la cifra segura de la Sabiduría?...
-Da la tregua al Tiempo, iluso corazón, ya entrarás
al gran silencio donde llegaremos un día!...