domingo, 17 de diciembre de 2017

Poema Dilucidaciones de Humberto Fierro

Dilucidaciones
(Humberto Fierro)


Quizás la bondad única que recibí del Orbe
Es la de ver muy claro mi propia pequeñez.
El Ocaso de mi alma ni una mirada absorbe,
Ni una mejilla fresca baña de palidez.

Desvanecióse el ansia de la sabiduría
Desde que me visitan la Noche y el Dolor,
Yo no creo que un sabio pueda con su alegría
Borrar la certidumbre de un simple trovador.

Y todo lo que ahora conozco de la vida
Es que me encuentro triste de ser y de pensar...
Mi Musa es una sombra que guía mi partida
Con la fatal ceguera de una ola de la mar.

¿Qué escrutas, alma mía en esta eterna esfera
Si fuera de ti misma no tienes qué perder?
¿Por qué tornas los ojos, insólita viajera,
Si el llanto que tenías ya no te ha de volver?

Mis viejas ambiciones durmieron incoloras,
Mis sencillos afectos y mis odios también;
Y lejos de la playa de creencias sonoras
No sé mentir consuelos, ni quiero que me den.

Queda entre los recuerdos mi juventud amada
Que no ha de acompañarme con la desilusión,
No quiero buscar glorias ni quiero buscar nada,
¡Porque en cualquiera senda me pesa el corazón!

Me han familiarizado los días de fastidio
Con la idea rosada de tener que morir...
Yo no tengo Pegasos ... Voy cansado al Exilio
¡Y no cantaré nunca la dicha de vivir!

domingo, 10 de diciembre de 2017

Poema Fantasía en tono menor de Humberto Fierro

Fantasía en tono menor
(Humberto Fierro)


La tarde estival se inicia
en la celeste sonata
con sus oros y delicias
de plata.

Juega la flauta del ave
y hace una noche importuna
o una lánguida y suave
de luna.

En sus dulzainas armónicas
van repitiendo las brisas
ecos vagos y sinfónicas
sonrisas.

A la lira del Poniente
van mil quejas en tropel
a formar rima mugiente,
cruel.

Las palomas angustiadas
por los ayes del Ocaso
buscan la selva en bandadas
de raso...

domingo, 3 de diciembre de 2017

Poema Sueño de Arte de Humberto Fierro

Sueño de Arte
(Humberto Fierro)


Blanca estela dejaba el cisne blanco
en las mágicas aguas azuladas
y en gallardas y suaves balanceadas
me mostraba la seda de su flanco.

Desde el césped frondoso de mi banco
a la Milo de mármol enlazadas
trepaban las volubles lanceoladas
a ocultar el divino brazo manco.

Armoniosa la tarde descendía
parpadeando su luz con agonía.
ya la estrella de Venus fulguraba

Y mirando unas flores abstraído
de repente salté muy sorprendido:
impaciente Pegaso ya piafaba.