domingo, 30 de diciembre de 2018

Poema Carta de Humberto Fierro

Carta
(Humberto Fierro)


Te ofrezco estas baladas. Yo sé que cuando un día
paseas por el valle gentil como Lucía
De Lammermoor, recuerdas versos sentimentales
como en las buenas tardes de fiestas musicales
que perfumaba Abril los pífanos de oro;
y pues que tu amistad es de un beleño moro,
quisiera complacerte lo mismo que el silvano
que toca en las vendimias un aire siciliano.
Aquí te repetía que el mejor bien del suelo
es una puerta al valle y un piano sin consuelo;
aquí dice el coloquio del manantial y el viento
qué fino entre los bienes es el aislamiento
donde Musset cantara, Balzac escrito hubiera
una novela íntima de amor y de quimera.
La nieve de los montes, el fresno y el aliso,
hacen de este paraje risueño un Paraíso,
y mucho he recordado del tiempo veleidoso
que no envidiaba nada del Rhin ni del Toboso.
Pero aunque el dolor viejo, la mal cerrada herida,
sangra en los intermezzos amables de la vida;
aunque de mis quimeras y mis felicidades
me queda en el laúd el son de las saudades,
un solo día bueno borra los malos días
dejando el oro nítido de las melancolías...

Ahora que el poema silvestre de la infancia
viene empalideciendo de tonos la distancia,
y que en su silencio me habla a su dulce modo
tu casa solariega tallada por el godo,
te ofrezco este capricho como una flor de espino
cogida entre las flores humildes del camino.
Presentes en mi alma las rosas de alegría,
tu delicado acento tiene la melodía
que hace danzar los silfos bajo el frescor del haya
y el corazón dispone para la ciencia gaya.
Quizás hoy como entonces te guste algún capítulo
o un poema breve, escritos solo a título
de haber amado un tanto la vida y el detalle.
Imagínate sólo que es un sueño en el valle.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Poema Hoja de Album de Humberto Fierro

Hoja de Album
(Humberto Fierro)


Refiere Clío en verso leve
Como un aroma de flor de nieve,
Esta leyenda que bien valiera
Lo que un ensueño de primavera.

Píramo siente la sed más loca
si Tisbe entreabre su leve boca
que tiene el tinte de una granada
en un estilo de llamarada.
pero se opone su mutia estrella
y sobre un brazo se apoya ella
cual en el arco de una lira-
mucho más bella que Deyanira,
cuando raptarla quiso el Centauro
que con sus besos la ciñó un lauro,-
mientras dardando sus ígneos oros
el sol esmalta lejanos toros.
Y ambos, que Ciprés anima igual,
para avistarse bajo un moral
cuando la luna dore el camino,
proyectan verse tras el suburbio
donde ruido capitolino
va morir turbio por entre el ansa
del jarrón dorio que se descansa
en su ventana, lleno de orquídeas,
ve las terrazas con sus irídeas,
luego su hada, viéndola sola,
llega a sumirla con su amapola
en un ensueño semideal:
y las palomas, en rota franja,
pasan manchando la luz naranja
con la tristeza de un bemol:
rauda patrulla de terciopelo
que en la montaña busca consuelo
de los divinos ayes del sol!.
Reina de la calma. No hay un ruido.
La lina brilla sobre el sendero
más que la fúlgida antorcha de Hero,
cuando su amante fortalecido
pasaba a nado el Helesponto;
las hojas secas crujen de pronto;

el buho sale de un árbol lento;
suenan las ramas que agita el viento;
caen en pétalos las rosas té,
y ante la luna que el suelo alfombra
una leona masa la sombra
a donde pálida llega Tisbé

Silencio. No alza la carnicera
la hirsuta testa, ni oye ligera
la alada planta que vuelve lista
entre el crujido de una hojarasca.
Relame el belfo, ávida masca;
ya el viento aspira que la despista;
ya con la Luna se puede ver:
ensangrentada tiene la garra
y al alejarse tiñe y desgarra
el velo que ella dejó caer

¿Qué piensa Píramo, copiando el susto
de Laocoónte? Ve con disgusto
el velo que alza del roto bloque:
la cree muerta, y con su estoque
se mata al fin!

De cuando en cuando, en el confín
revive un eco de rotas linfas
que oyen en sueño algunas ninfas
y Tisbe, húmeda la vestidura,
reaparece de la espesura.
Encuentra a Píramo ya sin aliento;
recoge el arma que enfría el viento
y atravesándose, cae al amor
del moral blanco que se estremece
con la tragedia que le enrojece
y la sordina del ruiseñor

domingo, 4 de noviembre de 2018

Poema Oyendo a Cecilia Chaminade de Humberto Fierro

Oyendo a Cecilia Chaminade
(Humberto Fierro)


¡Cuánto embarga nuestras vidas
la «kittara» de un Omeya!...
Suenan fuentes escondidas
canta pálida Sobeya...
Hay arábigos primores
de diamantes y zequíes...
Carnavales y dolores
la Kermesse en que sonríes...
Ya verás unir las manos
a una cándida oración
o hallarás bailes silvanos
al poder de la ilusión.
¡Y tu pecho se deshaz
al sentir que es el amor
la palmera de la paz
en la arena del dolor!...
También con ella gustamos
las armonías de Bach,
y en provincias añoramos
como Georges Rodenbach...
Vuelven almas consoladas
o suspiran por ahí
las damas desencantadas
de la obra de Lotí...
Cisnes interrogativos...
ojos negros como ausencias...
Largos ibis pensativos
en castalias transparencias...
o en Colonia, París, Lido...
Brujas, muerta de ilusión...
¿De qué File habrá traído
perfumado el corazón?...
¡Hoy la música florida
de Cecilia Chaminade,
me curaba de una herida
en un huerto de Bagdad!...

domingo, 28 de octubre de 2018

Poema Cabalgata bélica de Humberto Fierro

Cabalgata bélica
(Humberto Fierro)


Entre las arduas sierras andinas
marchas forzadas, marchas cerúleas
¿quién no ha visto al amor de la Historia
a Bolívar guiando sus Héroes?

¡Sudor y hierro, fríos crepúsculos!
El sol occiduo besa a los débiles,
los remisos, y pone en las cumbres
una tierna mentira de oro...

Y en los remansos del rumor bélico
se ablanda el ceño del Héroe Epónimo
victorioso, aclamado por vírgenes
coronadas de encina y de hiedra.

Tal le admiramos, y en las borrascas
todos sus triunfos de las Repúblicas,
como cuando volaba a Angostura
a dar cuenta gentil al Congreso.

Diga su nombre la Musa cívica
nunca son vanos nuestros torneos,
saludando a la América hermosa
que abrevó su caballo divino.

¡Ah, que no fuera su sueño espléndido,
ah, que no fuera su espada heráclida
y el destino de la Gran Colombia
se perdiera en la noche radiosa!

Los padres-ríos en triunfo síguenle,
el Tequendama lanza un son hímnico,
y en las astas del toro de Europa
se pasea una fúlgida estrella...

Como él un día honró en Bárbula
el corazón de Girardot,
en la urna preciosa; los pueblos
guardarán su recuerdo y su gloria.

Amada España: si voló el Cóndor
de la melena de tu cantábrico,
podéis verle en el puro infinito
sobre el mayo sin fin de los Héroes!

domingo, 21 de octubre de 2018

Poema El viajero amargado de Humberto Fierro

El viajero amargado
(Humberto Fierro)


Gris andurrial de la mañana.

El mar descorcha sus botellas
de vinos espumosos.

Bailan como muñecos
mis anhelos, oreados por los vientos;
y vanse a pique sollozando,
con las manos abiertas, distendidas.

El mar embriaga mis sarcasmos
aguja de relojes negros,
trasnochadores;
conciencia amarga de la vida.

Hastío.

Zozobras.

Gargantas temblorosas.

De día en día
preparo mis maletas;
cambio los aires y las horas!

Las grises estaciones me han dejado
el silencio de sus faroles
enfermos, de velorios;
y los puertos sus guinches y sus barcos
afiebrados de esclavos y bocinas.

Se alargan las agujas de los relojes negros.

Sarcasmos.

Bailan mis muñecos, oreados por los vientos
en el gris andurrial de la mañana.

domingo, 14 de octubre de 2018

Poema La Tarde Muerta de Humberto Fierro

La tarde muerta
(Humberto Fierro)


Se moría la tarde rosa
de una primavera lejana,
desmayándose temblorosa
en los vidrios de mi ventada.

Por mi alcoba cerrada al huerto
y a la carretera tan larga,
pasaba el minuto desierto
con una lentitud amarga,

Ya del sol no quedaba ni una
mancha de oro en el infinito.
Yo no he visto cosa ninguna
más triste que ese azul marchito.

¡Tanto tiempo! Dije, hace tanto
que declinó esta tarde mustia
con un helado desencanto
y aromada de vieja angustia.

Delante de los callejones
bordados de ramas gentiles
Al rimar mis desolaciones
bajo mis canas infantiles!.

Oh, la sentimental pobreza
de los que ni una flor cortamos,
porque fue hostil la maleza
para la prisa que llevamos

De los romeros taciturnos
que fuimos desdeñando todo,
llenos de los cielos nocturnos
que mientes astros en el lodo!

Caminos tiene el alma!.¿Fuimos
quizás en busca de un remedio?
siempre asolados nos rendimos
ante las llanuras del tedio

Y después de soñar ilusos
que el término no estaba lejos,
nos despertamos muy confusos
porque nos encontramos viejos.

Ah, quién mirada la dulzura
del crepúsculo, adolescente,
o abriera a la mañana pura
los ojos de un convaleciente!

Y la negra ramazón viva
de los árboles centenarios
se inclinó, como pensativa
en mis recuerdos solitarios,

Con un son de manantial de agua
que sigue goteando la pena
de la ilusión que arde en la fragua
de una tarde lenta y serena

domingo, 7 de octubre de 2018

Poema Fantasía Desobligante de Humberto Fierro

Fantasía desobligante
(Humberto Fierro)


El paredón ruinoso
que encierra el monasterio,
ostenta un angustioso
blancor de cementerio,
delante de la alcoba,
que yo habité algún tiempo;
allí tuve en la trova
un tétrico entretiempo,
y hasta el albor primero,
en alta noche, a dúos
oía el agorero
chillido de los búhos.

El espejo soñaba
su antigua pesadilla:
la luna derramaba
su tristeza amarilla
en la calleja pálida;
y arrastrando su hastío
mi alma iba hasta la cálida
canción que, en lo sombrío
del parque, clareaba
la fontana amarilla...
El espejo soñaba
su antigua pesadilla.

La campana lenta
de la Iglesia vetusta
golpeaba soñolienta
con agria voz robusta
el penoso silencio,
y tiemblan las oscuras
ventanas que presencio
trocarse en sepulturas,
donde la luna orea
geranios de flor mustia...
La campana golpea
con monótona angustia.

El reloj de mi estancia
martillaba en la sombra
con áspera constancia.
Yo corrí por la alfombra,
levantándolo en brazos,
y lo estrellé sonoro,
y al saltar en pedazos
del viejo marco de oro
la pesadilla blanca,
dejó una oscura fosa
que difundió una franca
respiración terrosa.

domingo, 30 de septiembre de 2018

Poema Romance de Cacería de Humberto Fierro

Romance de Cacería
(Humberto Fierro)


Repetido Por los montes
alegremente rompía
un perfume de romeros
el cuerno de cacería.
horadando la maleza
se dispersó la jauría;
y con sus galas silvestres
primavera sonreía
Al paso de los monteros,
la condesita María,
y Tristán que diera el alma
por hacerle compañía.

En las veladas de invierno
cuando la racha gemía,
la castellana nostálgica
junto a la estufa le oía,
como un glosario galante,
leyendas de cacería.

Viendo lucir los carbones
pensaba en la pedrería
de los saraos de Mayo,
mientras Tristán le leía
y en la butaca antañosa
la buena abuela dormía.

Lo mismo que en Mil y Una
dorada de mediodía,
el romance de las breñas
el agua clara decía.
esperaban los hidalgos
una pieza de valía;
pero ni negra ni blanca
la gama no aparecía.
y solamente el sisonte
del corazón de la umbría,

como una flauta monótona
cantaba al astro del día.

Cayendo ya una radiante
tarde de melancolía
en una revuelta umbrosa
que el escudero dormía,
un águila carnicera
sus ojos sacado había.
Bajó la gama a la fuente;
pero la dio cobardía,

tañendo como Roldán
el cuerno de cacería…
entre las zarzas del monte
la gama desaparecía.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Poema Romance de Nostalgia de Humberto Fierro

Romance de nostalgia
(Humberto Fierro)


De vuelta a la tierra virgen
en una de esas mañanas
en que suspiran apenas
las adormecidas auras:
tiempo tibio y vaporoso
que hace esfumar las montañas
con lejanías de ensueño
y algún dolor de campanas...

Cuando el vuelo del recuerdo
tiene alas de nostalgia
y el ánimo se recrea
en los pájaros que cantan
en una como sordina
de tristezas resignadas;
obediente como un niño
que el facultativo engaña,

he paseado en las sendas
antiguas, entre las granjas
separadas por barreras
de clemátidas. Las aguas
alegres de los molinos
donde el sol miente esmeraldas;
las construcciones ocultas
en frondosidades vagas;

el murmullo de los campos;
la fatiga de las garzas;
el canto de algún pastor,
los mil detalles del aria
con que la Naturaleza
sonríe en una mañana,
desvanecían mi espíritu
como una triste cantata.

Y entre los sauces llorones
y las espesuras glaucas
yo paseaba transido
como en un valle del alma,
por respirar el perfume
de una florida esperanza.


domingo, 16 de septiembre de 2018

Pensamiento de Humberto Fierro

"Pensamiento"
(Humberto Fierro)


Nunca ha de ser amor el que encontremos
después de que la vida revolvamos
de tanto rebuscar...

Amor será el que en vano rebusquemos;
el fantasma del sueño que encontramos
Un día, ¡sin desear!


domingo, 9 de septiembre de 2018

Poema Por el estanque de los nenúfares de Humberto Fierro

Por el estanque de los nenúfares
(Humberto Fierro)


El castillo florido
parece el de Elsinor
dormido
en el ocaso en flor.

Me has dado el vaso lleno
de tu mirada azul...
y bueno
estoy como Gazul.

Ah, si convaleciendo
pudiera ir de mi mal,
haciendo
poemas de cristal,


seguiría el palatino
sendero de tu pié
divino
como el de Salomé!

Oyendo en mi paseo
las rapsodias de Liszt,
Romeo
no fuera más feliz

Ni tuviera esta agreste
ansia de suspirar
entre este
aroma de azahar

Pero la vida es triste...
La noche va a venir
y el cisne
canta para morir.

domingo, 2 de septiembre de 2018

Poema Otoño de Humberto Fierro

Otoño
(Humberto Fierro)


Las tardes húmedas del triste Otoño
llenas de nebulosa poesía,
tiene en mi alma un singular encanto
y un amor hondo que es melancolía

Para mi los paisajes sin retorno
y el retiro en las fuentes del quebranto,
el libro de elegía,
los sauces melancólicos
y las campanas de melancolía!...

Otoño es de las almas que supieron
amar la poesía
y en otoño se piensa en los que fueron.

domingo, 26 de agosto de 2018

Poema Balada de la noche de Humberto Fierro

Balada de la Noche
(Humberto Fierro)


Los mundos que en lo infinito
graban como caracteres
luminosos, de la noche
la poesía solemne;
las montañas mayestáticas
cubiertas de hielo siempre,
como aras de la luna
que eleva el Omnipotente;
los mares que en los peñascos
rompen en salvas perennes,
y explayan desde los siglos
sus olas que mansas duermen;
Los abrazados desiertos
que cruza el león rugiente
sobre civilizaciones
que descansan en la muerte;
los países populosos
de los Papas y los Reyes;
las comarcas de las selvas
y las regiones de nieve.
Todo el Cosmos es la patria
sus límites y solemne,
como barca vagabunda
de un disperso continente.