domingo, 30 de octubre de 2016

Poema Las Danaides de Ernesto Noboa y Caamaño

Las Danaides
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Hubo aroma de carnes femeniles, 
ayes e imprecaciones de tormento, 
y un bostezo de luz del firmamento 
iluminó un milagro de perfiles.

Golpeó con ruido isócrono el acero 
de una prora en la riba inconocida, 
y escuchó la legión estremecida
el trágico ladrar de Cancerbero.

Con atributos de Censor supremo, 
desde la cima de un abrupto monte, 
dictaminó el castigo Triptolemo;

mientras sobre el fangal del Aqueronte,
en un esfume gris, al son del remo, 
se alejaba la barca de Caronte.

domingo, 23 de octubre de 2016

Poema Llueve de Ernesto Noboa y Caamaño

Llueve
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Tarde glacial de lluvia y de monotonía.
Tú, tras de los cristales del florido balcón,
con la mirada náufraga en la gris lejanía
vas deshojando lentamente el corazón.

Ruedan mustios los pétalos... Tedio, melancolía,
desencanto... te dicen trémulos al caer,
y tu incierta mirada, como una ave sombría,
abate el vuelo sobre las ruinas del ayer.

Canta la lluvia armónica. Bajo la tarde mustia
muere tu postrer sueño como una flor de angustia,
y, en tanto que, a lo lejos preludia la oración

sagrada del crepúsculo la voz de una campana,
tú rezas la doliente letanía verleniana:
como llueve en las calles, en mi corazón.

domingo, 16 de octubre de 2016

Poema De aquel amor lejano de Ernesto Noboa y Caamaño

De aquel amor lejano
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Ibas sobre la nave como una
sentimental princesa desterrada
que lamentase, triste y olvidada,
la volubilidad de la fortuna.

Con nostalgia de amor en la mirada
y palores cromáticos de luna,
pasabas largas horas en alguna
divagación romántica y alada.

Y a la luz del crepúsculo en derrota,
evocabas quizá la primavera
de nuestro amor ¡tan dulce y tan remota!

Y tu recuerdo ¡oh pálida viajera!
Se perdió, con la última gaviota
que llegó sollozando a mi ribera...

domingo, 9 de octubre de 2016

Poema Lobos de mar de Ernesto Noboa y Caamaño

Lobos de mar
(Ernesto Noboa y Caamaño)


(En Bretaña)

Crepúsculo del puerto. Sobre los malecones
de la dársena, envueltos en un polvo sutil,
entre cuerdas y fardos, mástiles y lanchones,
a la luz indecisa del cielo opaco y gris,

ágiles y robustos los marinos bretones
alistan a la nave que se apresta a partir,
entre risas jocundas y gritos y canciones
-esas canciones tristes de este dulce país-.

Sus mujeres ayudan a la ruda faena,
y una de ellas da el pecho, fuente de vida llena,
a un bello infante rubio, fresca rosa carnal,

que, como en una clara visión de su destino,
¡torna sus glaucos ojos de futuro marino
y se queda escuchando la promesa del mar...!

domingo, 2 de octubre de 2016

Poema 5 A. M. de Ernesto Noboa y Caamaño

5 A. M.
(Ernesto Noboa y Caamaño)


Gentes madrugadoras que van a misa de alba 
y gentes trasnochadas, en ronda pintoresca, 
por la calle que alumbra la luz rosada y malva 
de la luna que asoma su cara truhanesca.

Desfila entremezclada la piedad con el vicio, 
pañolones polícromos y mantos en desgarre, 
rostros de manicomio, de lunapar y hospicio, 
siniestras cataduras de sabbat y aquelarre.

Corre una vieja enjuta que ya pierde la misa, 
y junto a una ramera de pintada sonrisa, 
cruza algún calavera de jarana y tramoya...

Y sueño ante aquel cuadro que estoy en un museo 
y en caracteres de oro, al pie del marco, leo: 
Dibujó este "Capricho" don Francisco de Goya.