domingo, 31 de enero de 2016

A una Triste de Medardo Ángel Silva

A una triste
(Medardo Ángel Silva)
 
...A sor María de la Consolación



 Al vago de las celestes liras
Del viento que divaga en la arboleda
Cantas, y no se sabe si suspiras
O es el ruiseñor que te remeda.

Tus negros ojos de mirar doliente
No sé en que cuadro de Rosetti he visto,
Y me recuerdan inconscientemente
Los ojos melancólicos de Cristo.

Amo por dolorosa tu belleza:
Tu dulce faz de virgen mártir viene
Coronada de mística tristeza.

Y vale más que todo lo que existe
Tu romántico espíritu, que tiene
Tu suprema elegancia de lo triste.

domingo, 24 de enero de 2016

Poema: Se va con algo mío de Medardo Ángel Silva


Poema:
Se va con algo mío
(Medardo Ángel Silva)



Se va con algo mío la tarde que se aleja;

mi dolor de vivir es un dolor de amar;

y al son de la garúa, en la antigua calleja,

me invade un infinito deseo de llorar.


Que son cosas de niño, me dices; quién me diera

tener una perenne inconsciencia infantil;

ser del reino del día y de la primavera,

del ruiseñor que canta y del alba de Abril


¡Ah, ser pueril, ser puro, ser canoro, ser suave;

trino, perfume o canto, crepúsculo o aurora

como la flor que aroma la vida y no lo sabe

como el astro que alumbra las noches y lo ignora!




domingo, 17 de enero de 2016

Muerte de Medardo Ángel Silva

Medardo Ángel Silva Rodas


Medardo Ángel Silva Rodas nació en Guayaquil el 8 de junio de 1898, hijo del Sr. Enrique Silva Valdez y de la Sra. Mariana Rodas Moreira, y murió de forma trágica el 10 de junio de 1919 en la misma ciudad, (dos días después de haber cumplido 21 años).

Fue Escritor, poeta, músico y compositor, considerándose el mayor representante del modernismo en la poesía ecuatoriana.

Medardo Ángel Silva tuvo una interesante y corta vida, su poesía, llena de pasión y profundidad, su atracción por la muerte, su amor, su conflicto con una sociedad hipócrita, y su suicidio lleno de misterio.

Vivió en medio de limitaciones materiales marcadas por la pobreza y la orfandad. Su obra como poeta ha sido interpretada a través de uno de los géneros más populares de Ecuador, el pasillo. Fue el único autor relevante del movimiento modernista que no perteneció a la aristocracia de Quito o de Guayaquil.

«La muerte es el centro convergente de toda su producción. Toma la vida a través de los prismas ilusorios, se enajena en el dolor y en el cansancio para finalmente redimirse en la idea fatal. Veinte años de edad tenía y ya se encontraba al frente de las sombras y de espaldas a la aurora. Usa el símbolo, no en el color sino en las palabras. A la muerte la llama: Libertadora, Emperatriz, Muda Nodriza, La Enmascarada, La Extraña Visita, Llave de Cautiverios, etc.» Y todos ellos son nombres de sus poemas.

El alma en los labios

El poema “Alma en los labios” se crea en Quito en diciembre de 1918. Medardo Ángel Silva con 18 / 19 años fue profesor de un adolescente guayaquileña Rosa Amada Villegas Morán, que vivía en la calle morro, en casa del comandante Garay en Guayaquil. Del profesorado nació un amor, una relación tortuosa porque Medardo era un hombre supremamente complicado, como todo hombre genial y Rosa Amada era un adolescente.
 
El enamoramiento siguió un curso más o menos normal, hasta que la familia a mediados de 1918 prohibió la relación, considerando que silva era un hombre de riesgo. Le daban fama de opiomano, aunque no se ha podido probar que consumiera opio.
 
Silva entro en desesperación porque estaba muy enamorado de esta chica, entonces escribe "Alma en los Labios", a través del cual quiso retomar ese amor. En el poema plasma cosas tan bellas como “ya que sólo por ti la vida me es amada el día en que me faltes me arrancare la vida”.

Anuncia desde el año 1916 es (decir cuando tenía 17 años) que va a poner fin a su vida y lo cumple en junio del año 1919.
 
Su muerte

El 8 de junio de 1919, el autor del célebre poema "El alma en los labios" se había reunido con varios amigos para celebrar sus 21 años. Para aquel entonces la muerte y las ideas del suicidio rondaban su mente.

Dos días después, En la noche del martes el 10 de junio de 1919 acosado por fantasmas del suicidio y según era su costumbre, visitó la casa de la familia Villegas, a cuya hija -Rosa Amada- pretendía amorosamente, y luego de conversar con ella durante cortos minutos, sacó un revólver Smith & Weisson calibre 38 y puso fin a su vida.

Su vida ha estado encadenada al mito de su muerte.

La muerte de Medardo Ángel Silva sigue siendo un misterio sin esclarecer: ya que a los 21 años el joven poeta murió de un tiro en su cabeza. Posteriores análisis ponen en duda el suicidio, ya que la bala entró por detrás de la oreja. Sin embargo, no se ha podido concretar si lo impulsó al suicidio un desengaño amoroso o si murió a manos de un rival por celos.

Llamado como el poeta decapitado debido a la circunstancia de su muerte, desde muy joven se destacó por sus composiciones literarias, pese a que su obra se hizo realmente conocida después de su muerte.

Después de su muerte sus poemas se publicaron en Francia en 1926.

En el 2004, el Proyecto de Rescate Editorial de la Biblioteca Municipal de Guayaquil publicó sus “Obras Completas”, en una colección de lujo propiciada por el Alcalde de la Ciudad, Ab. Jaime Nebot Saadi.


domingo, 10 de enero de 2016

Biografía de Medardo Ángel Silva

Biografía de Medardo Ángel Silva


Medardo Ángel Silva Rodas nació en Guayaquil el 8 de junio de 1898, hijo del Sr. Enrique Silva Valdez y de la Sra. Mariana Rodas Moreira, y murió de forma trágica el 10 de junio de 1919 en la misma ciudad, (dos días después de haber cumplido 21 años).

Su vida ha estado encadenada al mito de su muerte.

La muerte de Medardo Ángel Silva sigue siendo un misterio sin esclarecer: ya que a los 21 años el joven poeta murió de un tiro en su cabeza. Posteriores análisis ponen en duda el suicidio, ya que la bala entró por detrás de la oreja.

No se ha podido concretar si lo impulsó al suicidio un desengaño amoroso o si murió a manos de un rival por celos.

Pertenece a la denominada "Generación decapitada" junto a Ernesto Noboa y Caamaño, Arturo Borja y Humberto Fierro.

Estuvo, como sus compañeros de generación (Arturo Borja, Humberto Fierro, Ernesto Noboa y Caamaño) bajo la influencia directa de los simbolistas franceses, especialmente de Verlaine y Baudelaire.

No se sabe a ciencia cierto si es que realmente Silva fue amigo cercano del resto de integrantes de la llamada Generación decapitada: los poetas quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro y el guayaquileño Ernesto Noboa y Caamaño; aunque se sabe que al menos compartía una relación de correspondencia con algunos de ellos. Cabe recalcar que Silva era el único del grupo de baja posición económica, perteneciendo los otros a las élites capitalinas.

Silva era el menor, y acaso el más importante poeta de la generación del novecientos que introdujo el modernismo en la literatura ecuatoriana.

Fue Escritor, poeta, músico y compositor, considerándose el mayor representante del modernismo en la poesía ecuatoriana.

Estudió en la escuela de la Filantrópica.

Creció viendo los cortejos fúnebres del Cementerio General de Guayaquil (cercano a su casa).

Varios historiadores afirman que el paso de los carruajes fúnebres por aquel lugar impactó de tal manera al poeta en aquella etapa de su vida, que la muerte se convertiría, debido a esto, en uno de sus más recurrentes elementos poéticos.

Era de carácter rebelde y taciturno.

Cerca de 1910 ingresó al colegio Vicente Rocafuerte, pero al cuarto año tuvo que abandonar sus estudios por falta de recursos.

Silva no se graduó de bachiller, pero su condición de autodidacta lo llevó ser maestro escolar e incluso a leer en francés, así se le facilitó el contacto con la poesía de los simbolistas franceses (Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire), quienes llegaron a ser sus más grandes referentes. Sus influencias, además, fueron el modernismo de Rubén Darío y el misticismo de Amado Nervo.

Quizá su condición de mulato influyó en el pesimismo que llenó su vida, en una sociedad todavía lejana del sentimiento humano de la comprensión y la convivencia.

Trabajó en imprentas pequeñas y luego colaboró en varios semanarios y revistas. Posteriormente, llegó a trabajar en el diario El Telégrafo, en la página de literatura, donde pudo publicar varios poemas y relatos cortos.

En 1913 trató de iniciarse públicamente en la carrera literaria, pero no tuvo éxito, pues todos sus intentos fracasaron. Dos años más tarde, a pesar de las dificultades su nombre ya era considerado en los círculos poéticos y literarios de Guayaquil.

La obra de Silva se contiene en dos volúmenes: El Árbol del Bien y del Mal, que él mismo editara en 1917, y Poesías escogidas, una selección que Gonzalo Zaldumbide publicó en 1926, en París.

A principios de 1918 reunió sus mejores poemas, y haciendo un esfuerzo económico que estaba casi fuera de su alcance los editó en forma de libro bajo el título de "El Arbol del Bien y del Mal". Escribió bajo los seudónimos de "Jean D'Agreve" y "Oscar René”.

Se trata de una poesía musical, heredera del último Darío, dotada de una obsesión por lo foráneo en el sentido de verse a sí misma como universal y cosmopolita, lo que da como resultado unos versos llenos de exotismo.

Medardo Ángel Silva, de origen humilde, padeció el "mal del tedio", y toda su obra, de gran pureza formal, es un canto de amor a la muerte. Poeta del dolor, del "spleen", del amor imposible, del hastío de vivir, ha dejado algunas de las más bellas páginas de la literatura ecuatoriana.

Sus poesías están llenas también de imágenes melancólicas y de constantes llamados a la Muerte. Aparecen así mismo varios reproches a la Vida, la cual Silva sentía que lo miraba "como una reina ofendida". Otro carácter recurrente en su poesía es el tedio inacabable y un sufrimiento que se manifiesta sin motivo alguno.


Era un adolescente cuando escribió "Libro de Amor", "Las Voces Inefables", "Estancias", "Estampas Románticas". Es también autor de prosas poéticas y de una pequeña novela titulada María Jesús.

Un gran dominio estrófico y un muy hábil uso de la metáfora caracterizan sus composiciones de El árbol del bien y del mal, donde con tonos desesperados y melancólicos transmite vivencias ligadas a la expiación amorosa.

Mucho se ha discutido también acerca del carácter modernista de Silva. Su obra está llena de evocaciones a signos modernistas que llegaron tardíamente a Ecuador, pero a pesar de ello se conjuga con rezagos del romanticismo, lo cual no es una dicotomía sino una visión muy particular del arte de Silva, Fierro, Noboa y Borja.



domingo, 3 de enero de 2016

Generación Decapitada

Generación Decapitada


La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.

Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa y Caamaño; y, dos quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro, fueron los precursores del Modernismo en el Ecuador. Estos cuatro escritores fueron grandemente influenciados por el movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX. Todos leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses como: Baudelaire, Victor Hugo, Samain, Rimbaud y Verlaine.

A esta generación se la denominó «decapitada» por el hecho de que todos estos poetas murieron a muy temprana edad, Silva a los 21 años, Borja a los 20 años, Fierro a los 39 años, Noboa a los 38 años; y porque la muerte de los cuatro fue por mano propia (se suicidaron). Cabe destacar el hecho de que aunque ellos se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se reunieron para crear propiamente una agrupación literaria.

El término «generación decapitada» nació a mediados del siglo XX, cuando algunos periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron nombrarla al notar similitudes poéticas entre estos autores.

El libro El árbol del bien y del mal, de Medardo Ángel Silva, es una colección de bellos poemas. La poesía El alma en los labios, que Medardo escribió días antes de su muerte y que estaba dedicada a «Su amada», se convirtió en un popular pasillo interpretado magistralmente por Julio Jaramillo con música de Francisco Paredes Herrera, dejando así en claro su estilo de poesía depresiva, melancólica, llena de hermosos versos de amor extremis llamando tal vez sin querer a la muerte en forma de musa inspiradora.

De igual modo, el poema Para mí tu recuerdo, de Arturo Borja, fue musicalizado, como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri, pasando a ser interpretado por destacados vocalistas como Carlota Jaramillo y Bolívar “El Pollo” Ortiz.