Vivo galvanizado
(Ernesto Noboa y Caamaño)
Vivo galvanizado por un recuerdo triste
que acibaró mi enferma juventud desvalida;
de los viejos tesoros que hubo en mí, nada existe;
voy con el alma en sombras y con la fe perdida.
Del más mínimo esfuerzo mi voluntad desiste,
y deja libremente que por la vieja herida
del corazón se escape -sin que a mi alma contriste-
como un perfume vago, la esencia de la vida.
¡Lasciate ogni speranza! Hoy sólo el alma enferma
anhela desligarse de esta mísera carne
que los males agobian y que el gusano merma,
y pedir al olvido su ropaje de ensueño...
¡tal vez para que pronto torne al mundo y reencarne
en el cuerpo leproso de algún perro sin dueño!
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