Obsesiones: I Del Claustro
(Ernesto Noboa y Caamaño)
En su celda el abad combate el celo
de la impulsión sexual; los himnos rojos
de la sangre enardecen sus antojos
con las maceraciones del flagelo.
Víctima de la fiebre, en su desvelo
desmesuradamente abre los ojos,
y ante la imagen de Jesús, de hinojos,
alza el monje sus brazos hacia el cielo;
y con el pensamiento siempre fijo
en la contemplación del Crucifijo
yace abismado en su plegaria muda;
mas de pronto se yergue porque ha visto
que la silueta trágica de Cristo
toma el perfil de una mujer desnuda.
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