domingo, 10 de junio de 2018

Poema Ojival de Humberto Fierro

Ojival
(Humberto Fierro)


Asomaba a la ojiva de su mansión de piedra
parece la intangible que el trovador soñó.
Gacela de ojos húmedos no tiene más ternura,
ni el alba de la vida se sonrosó más pura
que al animar la nieve de aquella Salambó.

Pero el rastrillo no se levanta
ni la escalera baja a los suelos,
donde se apagan los ritornelos
como una antorcha bajo el alud.
Y por la senda que los rosales
llenan de sangre y oro los lises,
los trovadores de otros países
pasan en vano con su laúd

Era la Prometida de un príncipe Cruzado
que lejos perseguía la ruta del Placer.
Y en su país de luz, como Julia Colonna
vivía entre azahares, tejiendo una corona
que dar al elegido romántico de ayer.

Mas sus pupilas de aguas marinas
que dilataba de las almenas,
no distinguían sino las penas
como los cuervos negros de Odín;
y al fin, la Muerte besó su frente,
besó sus ojos, su tez de Luna,
y entregó el alma fragante en una
melancolía de flor del Rhin

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